jueves, 24 de abril de 2014

El picaro carbonero


Parus major.-

El carbonero común (Parus major), es un pajarillo independiente y nervioso donde los halla... mmm... no es cierto del todo, nuestro amiguito tiene un primo, el garrapinos, que es la inquietud convertida en vida, pero eso mejor lo vemos en otra ocasión.


Nuestro pequeño amigo, es un gran residente, es decir, la emigración de temporada será una opción...sin embargo antes, intentará por todos los medios buscarse la vida, bien asociado a aves de otras razas, consolidando un fin común, o bien acercándose a zonas habitadas donde existan comederos.

Naturalmente, cuando la confianza es fuerte, si el comedero está vacío, se le reclama al propietario que lo llene en el plazo más breve posible.


Cuando el hambre aprieta con fuerza, todo lo que cabe en la boca es comida, y si el invierno avanza, lo lógico y natural es apostar por una dieta rica en grasas.... es una evidencia que un pájaro gordito soporta mejor el frío, que uno escuchimizado.


Pero como en la fábula del escorpión y la rana, uno, por mucho que se empeñe, no puede renegar de su carácter, y lo cierto es que un bicho es un bicho y si sabe bien... pues para dentro.


De vicio!!!, estaba de vicio!!!.... ¿no podrías acercar una docenita de estos?.... vete con calma que yo te espero...


Es cierto que la invasión de los asentamientos humanos en las zonas rurales, suele ser una muy buena idea, las fincas cultivadas y los entornos de las viviendas, o incluso las viviendas abandonadas, son siempre un escondite ideal para albergar un nido en condiciones.

Y obviamente si el inmueble está habitado siempre puede aportar algún botín, con el que presumir y llenar de felicidad a nuestro pequeño protagonista.


Podríamos llamarle Facundo, que es un nombre en deshuso.

Una cosa es cierta, así los primeros rayos de sol anuncian la primavera, Facundo se irá en busca de un hueco donde preparar su nido y facunda rebuscará en un bosque ya habitado, aquellos alimentos que la aporten la vitalidad necesaria para comenzar la formación de una nueva generación de pequeños pilluelos.



Un saludo desde donde nacen las nubes!

miércoles, 16 de abril de 2014

Ese principe azul.

Orthetrum coerulescens.-


Paseando por la orilla de ríos de corriente serena, donde el agua se detiene a descansar en sus margenes antes de proseguir su camino, podemos conocer al protagonista de hoy.


No se puede negar que ha nacido para compartir espacio en ese mundo de luces y sombras, que resaltan a nuestro pequeño dragoncito azul.

Al poco de comenzar nuestros protagonistas distan mucho de tener ese elegante colorido, podemos decir que la pruina azul que lo invadirá, se gana con el tiempo... pero tampoco sería cierto del todo.


Así que en tanto se nace, se desplazará a zonas más reguardadas de la orilla hasta ir tornando ese dorado color, a ese azul pruinoso que recuerdan algunos frutos



En el caso de las hembras... pues ellas no están por la labor de vestir ese traje, el dorado es elegante...



Y además disimula perfectamente entre la vegetación... los ojos, naturalmente en azul quedan muy lindos.



Como os habreis fijado... y no os he dicho...  este pequeñuelo tiene cuatro piernas y dos bracitos, los cuales los mantiene recogidos y los usa solamente para limpiarse, acercar la comida a la boca o naturalmente agarrase en caso de una ventolera peligrosa.



Una vez alcanzado el liquido elemento, se aprovecha uno de ese estrellato multicolor que el agua ofrece.


Pienso que este protagonismo de luces que vienen y van, es algo que a nuestro pequeño cohete azul le encanta.



Como podeis observar, dependiendo del lugar en el que se encuentre, el macho del pequeño coerulescens es más o menos azul, también me he fijado que poseen una ligera diferencia de tamaño y formas, divagando llego a la conclusión que son los albores de la formación de alguna subespecie... o quizá no, quizá solo sea un antojo de color.



Distante de todas estas elucubraciones, el pequeño príncipe se mantiene atento a todo ser volador que discurra por la zona... ajeno, eso sí, a que muchas veces los sustos no te los dan desde arriba, sino desde donde menos te lo esperas.



La técnica de caza de este pequeño cohete es tremendamente sencilla, se mantienen en una atalaya próxima al agua, donde su color azul lo convierte en invisible, desde ahí observa el ir y venir de los diferentes insectos, y cuando uno pasa a una distancia poco prudencial, en una salida brutal con frenada y giros imposibles, atrapa a su presa, retornando en ocasiones al posadero para terminar su alimento.



En este tiempo las bellas princesas hacen apto de presencia y desplegando todo su encanto, el entorno se ilumina en bellas notas de color.



Una hembra sobre una atalaya es una terrible tentación, ahí solita, tan desvalida y tan bella.



Bueno es imposible que no atraiga las miradas de un apuesto galán... naturalmente los feos tienen menos oportunidades, la naturaleza es de una crueldad tan extrema como la belleza que atesora.



Si de ese encuentro surge el amor, el bello corazón de melón estará formado, tanto sea con un príncipe azul.



Como con un príncipe de beckelar.



Afortunadamente para gustos pintan colores y lo que algunas desprecian, otras lo adoran, lo más importante quizá sea la precisión y firmeza del enganche.



Y como buen padre, la vigilancia intensiva del reino mientra la dama hace la puesta.



Espero que os haya gustado esta historia de príncipes y princesas azules.



Un saludo desde donde nacen las nubes.

miércoles, 9 de abril de 2014

Nacidas para amar

Las Tipulas.-

Hoy vamos a hablar de mosquitos!!!



Nooooo.... era broma!! sobre mosquitos ya tendremos tiempo, hoy vamos a hablar de típulas, a las que también suelen definir como "ese mosquito patudo enooorme"... (seguido de un zapatazo), lo cierto es que ni son mosquitos, ni son agresivas... salvo que seas una graminea... cesped por ejemplo.



Hablando de césped o confieso que nunca he llegado a entender, como el ser humano se pierde en obsesiones por cuidar y plantar comida para orugas de tipula...  En definitiva, primero creas una pradera para que vengan a comer y después te enfadas porque vienen... es otra de las grandes estupideces del ser humano, luchar con desmesura por algo que ni come, ni deja comer.

En definitiva, nuestra amiga la tipula campa a sus ancha por praderas húmedas donde poder dejar a su prole los más cerca posible de las sabrosas raíces que se servirán de alimento.



Una vez nuestra amiga, accede a su fase aérea el alimento no es una opción importante, si bien puede alimentarse de polen o vegetales en descomposición, pero si os soy sincero, lo más seguro es que otros  insectos, peces, pájaros etc, etc, se lo merienden.

Como en el caso de este Asílido que pescó a nuestra protagonista al vuelo, aunque dudo que a nuestro amigo le sacie el hambre mucho tiempo.



Pero seamos sinceros, las típulas, tienen una vida muy breve, pero intensa... en definitiva han nacido para el amor, y aunque en sus conatos pasionales no formen bellos corazones



Es ciertamente interesante observar sus maniobras, resistiendo al viento y posando sus largas patas sobre el cesped, todas las posiciones son buenas si su fin alcanza la meta pretendida, no hay más historia después de eso porque tampoco hay más vida.


También debemos saber que existen muchas especies de tipulas, todas tienen una característica común, (sus largas patas), y un inofensivo carácter.



Las hay grandes, enoooormes, o pequeñitas, muy parecidas a los mosquitos, pero como todos sabemos lo que parece puede no ser, o incluso ser lo que no parece.



Un saludo desde donde nacen las nubes.


martes, 1 de abril de 2014

El duende verde... multicolor

El Lestes Virens.-

Pues cuando la primavera se encuentra en su apogeo y la vida en la laguna se aprecia en cada rincón donde la mirada se posa, se sabe que ha llegado el momento de la aparición en escena de nuestro pequeño duende verde... ¿?... AH!! que no quiere ser duende... bueno..

¡Es verdad!, los lestes quieren ser dragones... si bien al principio no lo tienen muy claro, es importante salir del agua para decidirse.



Como siempre he dicho salir del cascarón es muy importante pero... quizá es el momento más esperado y delicado, cualquier paso en falso se paga tremendamente caro.



Aunque si todo sale bien, la belleza es el fin alcanzado, y una bella hada que todavía no ha decidido ser dragón ascenderá por su ramita hasta lo más alto.



Este ascenso solo tiene un fin, alzar el primer vuelo he intentar alcanzar el bosque que es donde pasará la mayor parte de su vida.


Peeeero en su periodo trepador, nuestra amiga nunca está exenta de peligros, otros grandes trepadores la pueden considerar como un buen aperitivo.


En efecto, la hyla arbórea es una gran trepadora y una cazadora perfecta, obviamente su porte es mucho mayor que el de nuestra amiga, por lo que puede convertirla en bocado perfectamente.


Eso no pasa en su infancia, en este caso nuestra amiga está totalmente a salvo ya que el pequeñuelo de hyla es francamente poca cosa...


Como nuestras amigas las ranitas estaban más preocupadas en el fotógrafo que en nuestro protagonista, éste como quien no quiere la cosa, ha alcanzado sin disimulo la cima de lo que será el comienzo de su viaje.


El bosque es un buen cobijo, en el nuestro pequeño duende, ya con sus alitas extendidas y transformado en dragoncito, alcanzará la experiencia necesaria para el fin que tiene por meta, fijará los colores de sus pterostigmas, (que son esas manchitas en la punta de sus alas) y así cuando aquellos que lo conocen no guardan duda alguna de quién se trata.


El color de nuestro protagonista, confirmará su raza.

Primero tornando azules los últimos segmentos de su abdomen.


Y después convirtiendo esa mirada en pura magia de pícaro azulón.


Con el tiempo y las experiencia nuestro héroe estará listo para en su forma de dragoncito verde multicolor, alcanzar la orilla en busca de alguna dragoncilla de buen ver.


Oh!! me olvidaba!!, las princesas!!!


Pues en cuanto a nuestras princesas, lo de siempre... prolongarán su vida en el bosque un poco más.


En espera de que los chicos, vayan tomando posiciones en la laguna, con tiempo y sin prisas  bajarán lentamente hacia el agua, con el convencimiento de que cuando el encanto es innato, príncipes siempre sobran.


Así que una vez avistado el agua, al primer despiste surge un galán de la nada y atrapa a nuestra princesa en las redes del amor.


Siempre con el convencimiento de formar un bello corazón de melón, lo más evidente posible.


Cuando entre vuelos y amoríos la parejita se pierde entre la vegetación.


Y el corazón desaparece, ya solo queda preservar la nueva descendencia en el lugar más resguardado que imaginemos...


Para ello mientras nuestro amigo la mantiene sujeta, la bella princesa clavará con su cuchilla abdominal los huevos en la vegetación del entorno.


Quizá en esta vista no se vea bien... así que nos giramos nos ponemos de perfil y mostramos la acción... Primero se aproxima la cuchilla a la planta en una primera incisión.


Y posteriormente se introduce en la vegetación, reguardando los huevos en esa hendidura.


Si, ya sé que lo hemos visto con lestes y aesnhas, pero es bueno matizar cada uno de nuestros protagonistas, por lo menos es lo que yo pienso, que soy el narrador de la historia.

De estas aventuras nuestro amigo acaba ciertamente agotado y ya no quiere ser libélula, ni dragoncito, ni ná!!... Pobre duendecillo!... Plegando lentamente sus alas, da por finalizado este capítulo.


Oh!! mira una dragoncilla que guapa se mantiene a estas alturas!!


Pero nuestro agotado amigo....  Chico!!... Otra vez con las alitas en posición!!!, confiesa, a ti te va la marcha, esos cambios de opinión descolocan a uno.


Un saludo desde donde nacen las nubes!!...

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