lunes, 21 de julio de 2014

El elegante punto azul

Ischnura elegans.-


Hoy tengo ganas de hablar... de unos de los más elegantes puntos azules que pueblan estas lagunas costeras, como reza bien el título se trata claro está, de la ischnura elegans, la cual es un poco más grande que su pequeña hermana la ischnura graellsii (de la que ya hemos hablado), y con la que se aparea generando unas libelulas mestizas que ya no quieren ser graellsi y poco a poco se tornan elegans... pues bien...  hoy hablaremos de las elegans y sus mestizos descendientes...

Cuando nuestra amiga elegans surge a la vida aérea, se le hará urgente salir de ese cuerpo submarino que le amordaza, para con constancia y delicadeza, pasar a la vida aérea tras estirar sus alas y su cuerpo.



Terminado este primer paso, continuamos con el ritual de obtención de aquel color que mejor se complemente con ese medio donde se desenvuelve, así aquellas que opten por quedarse cerca del agua se tornarán azules y las que opten por sobrevivir en las zonas de interior  tornarán sus colores lo más parecidos a aquellos posaderos de los que dependan.



Estas chicas podrán escoger cualquier color que les guste, incluso el de los chicos.



Aprovechando los últimos momentos de juventud intentará identificarse con el soporte que frecuenta, mientras su naturaleza se lo permita.



 En el caso de los machos les sirve de muy poco, ya que ese destacado punto azul en su intermitencia trasera lo hace inconfundible, por lo que con el tiempo, tarde o temprano el azul se extenderá por el resto de su armadura y  completará aquello, para lo que ha sido creado.



Para las chicas, la elección del color es muy diversa, así las primeras damas que pueblan las orillas procederán a adoptar los colores de los machos.



O dependiendo de la tonalidad reinante en aquel lugar donde se sientan mas cómodas irán variando de color al gusto... siempre manteniendo una conjunción del color totalmente armonizada con este entorno.



En el caso de los machos la uniformidad acaba imperando en su presencia.



Las hembras no, así estas se tornarán verdes o acastañadas según su ubicación predilecta.



Pueden ser azules o incluso malvas, en este periodo de maduración-



De un llamativo naranja.



De un armonioso verde pajizo....



Protegida por esta invisible armadura, se convertirá e una cazadora letal.



Así poco a poco sus víctimas irán formando parte de su dieta.



En el caso de los machos se presenta en su periodo de adulto un par de tonalidades perfectamente diferenciadas.

El azul, azul.



Y el azul verdoso.. 


Pero esto siempre es matizable según la gama de colores de referencia, lo ideal es pasar desapercibidos cerca del agua, y dependiendo de la tonalidad que esta refleje, variará la tonalidad de estos pequeños pobladores.



Se aprecia mejor en esta imagen...



Y cuidado que entre los chicos sino se fijan siempre se puede colar una bella dama.



Las parejas en sus diversas tonalidades, forman bellos corazones por un periodo de tiempo ciertamente prolongado...


El caso es que en el continuo ir y venir de la pareja, al cruzar nuevos territorios pueden ser atacados por otros machos que intentarán someter al príncipe de esta historia, el cual no está precisamente en las mejores condiciones para proceder a una correcta defensa.



Si cuando se caen en las redes del amor, no se puede pensar en otra cosa..



Sea cual fuere el color que forme parte de tu vida... porque para gustos siempre pintan colores.



Un saludo desde aquí, donde nacen las nubes.

viernes, 11 de julio de 2014

La magia de Icaro

Polyommatus icarus.-

Icaro Pertence a la familia de los Licaones, ese nombre viene derivado de aquel Rey del peloponeso que fue transformado en lobo por Zeus y se le permitía volver a su forma humana cada diez años siempre y cuando no se hubiese zampado antes alguno de nuestra especie....  Quizá esa facilidad que tienen las hadas diminutas en transformarse en estas bellas mariposas, sea la que ha inspirado el nombre de la familia.



¿Y porqué Icaro?

Icaro era hijo de Dédalo, quizá algunos no os diga nada el nombre de su padre, pero el famoso laberinto del Rey Minos había sido obra suya... eso a mis ojos, no demuestra nada, solo que era un chapucero que improvisaba al paso... como hoy en día sus coetáneos. Pero en aquella época era algo así como esas mentes privilegiadas que desarrollan los monumentos inútiles que tanto impresionan al vulgo y ufanan a gobernantes... de aquella igual, por eso el Rey Minos no le pagaba un céntimo y tampoco lo dejaba abandonar la empresa.

Así que planeó escapar, para ello construyó unas alas con cera y plumas y tanto el como su hijo decidieron dejar esa isla que se había convertido en un agobiante prisión, partiendo en busca de fortuna. Icaro sintió que las alas eran parte de su cuerpo y dominando el aire, ascendió tan alto que el sol las derritió, abocando su caída, en un drástico golpe de humildad...  como nadie se creyó la historia, no hubo reclamación de responsabilidades.

¿Que era Icaro?

Icaro era bello y presumido.



Te miraba de frente sin reparos, porque en su inocencia nada tenía que ocultar.


Era alegre y divertido, posesivo y mimado, como es todo hijo al que sus padres aman más que a su propia vida.



Era eso y mucho más, así descubrimos que nuestro pequeño lobito con alas, se llama Icaro porque el nombre le viene al pelo, o a la escama...quiero decir de ese pequeño de mal genio. Su cuerpecito peludo es adornado con unas bellímas alas "de mosca de mantequilla", como diría un anglófono.



Así, nuestro azul amigo que en su reverso recuerda a los cielos surcados por su antepasado, establece un territorio extenso por donde deambular esperando a su amada... porque a ciencia cierta sabe que llegará.

En sus quehaceres diarios nunca está exento de peligros, quizá aquellos que el ojo no ve puedan ser realmente letales... por eso tarda tanto en posarse, por eso vuela y revuela antes de dejar el aire, porque le va la vida en ello... el caso es que sus enemigos también saben ser invisibles.



Para esperar a su amada es un buen truco, formar un reino en una mata de toxos, porque nuestra princesa, sabrá que cayendo en las redes del amor, puede asegurar el futuro de sus vástagos.



El que piensa y estudia, siempre saca partido de lo aprendido, así, el idilio pasional llega a buen término, en ese encuentro soñado.



Tanto luchar, tantas aventuras recorridas, tanta valentía desprendida en pos de un amor de leyenda y cuando este llega no se le mira ni a la cara.. y sin embargo no se reniega de la belleza del enlace.



Tas esta apasionante historia de amor, nuestro príncipe alado volverá a mostrar su belleza ante las nuevas princesas que visiten su reino.



En tanto que la dama, hacendosa ella, irá colocando a su prole en el lugar correcto de aquella planta que le servirá como alimento.



 Es bien cierto que entre las hojas del Toxo quedan salvaguardados aquellos huevos de los que saldrá una pequeña oruga, de la que quizá hablaremos un día.



Las Orugas de Icaro no solo se alimentan de Toxo, sino de multitud de fabaceas, trifolium, astragalus etc, etc.

Despreocupadamente y mientras se juega al viento con las semillas de una gramínea, se ve pasar el tiempo y se disfruta la vida que el destino nos aporta.



 Entretanto en ella perdura el encanto de las hadas más bellas!!!.



Un saludo desde donde nacen las nubes....



Aquellas islas soñadas

La Gaviota patiamarilla (Larus michahellis).-



Si yo fuese gaviota... si yo fuese gaviota quizá llegaría a aburrirme de volar en pandilla por las dunas costeras.


Quizá también, llegaría un tiempo en el que no me embargaría la emoción de asaltar los enseres de los bañistas.



Y así mirando al mar, me envolvería en nostalgia, soñando con ver aquella tierra que protegida por el agua, sea hogar, fin y principio de todo aquel destino al que te dirige la vida.



Entre azules una linea verde casi imperceptible se destaca en el agua.



Y dejando atras la juventud del espíritu, emprendemos vuelo hacia esa tierra soñada.



Existe la posibilidad que en la tierra que nos encontremos, se recojan las playas más bellas que esta gaviota pueda soñar.



La cual acunada por el aire, emprende un camino a la madurez, constante y sin pausa.



Así cuando se ha llegado a la meta soñada, y recreándose en sus rincones.



La sobrevolamos en busca de aquel lugar idóneo. Ese punto mágico donde podamos establecer un principio y un fin.



En nuestro tierra elegida existen playas de ensueño, bosques encantados, lagunas y acantilados, pero es importante volar y ver..



Y mirando, nos enamoramos de ese mágico lugar, pero no descendemos.



Porque desde el aire debemos revisar isla a isla aquello que en nuestra mente se ha fijado con el paso del tiempo.




Todo es cuestión de buscar, pero siendo gaviota aquella cumbre que nace en el mar es terriblemente encantadora.


Encontrando al acantilado origen de nuestros sueños solo queda descender.



Descender, poner los pies en el suelo y sumergirse en la realidad a la que nos ha traído nuestra fantasía.



Así, donde el agua y el aire se confunden una alegría inmensa nos inunda, y un grito de victoria sale de nuestro interior. Hemos llegado a aquella tierra donde estableceremos nuestro principio.



Donde rebrota la más dulce de las infancias.



Y donde nuestros pequeñuelos pueden corretear felices entre sus rocas.



Naturalmente siempre protegidos por unos padres extremadamente vigilantes.



Y poco a poco lo que ha sido un pollito irá creciendo, en compañía de sus hermanos.



Y bajo la atenta mirada se sus padres.



Los cuales, tras haber alcanzado el paraíso, se permiten un momento de descanso que se han ganado a pulso



Un saludo desde donde nacen las nubes.

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