domingo, 22 de junio de 2014

El peludo Dragoncito

El Brachytron pratense.-

Cuando todavía el invierno se resiste a dejarnos, cuando la primavera parece no tener ganas de llegar, ni siquiera de mostrar un pequeño amago que nos aporte un atisbo de esperanza... surge del agua una libélula, nacida para volar resguarda por un manto vegetal, lentamente y protegida entre alisos y salix atrocinerea (salgueiros), nuestra pequeña amiga asciende sin pausa mostrando ya, lo que será uno de los seres más bellos que pueblan las lagunas costeras.



Es notorio le gustan las lagunas con abundante vegetación, donde ocupará su zona central, deambulando entre las plantas de este medio, buscando aquellos seres que en ella se ocultan..

Pero también es cierto, que nada más nacer no es esa su preocupación, sino que sin mirar atrás, remontará vuelo hacia el área de toxos más próxima... 

Y si no los hay... 

Pues si no los hay, siempre queda el bosque, donde los helechos se extienden bajo los árboles, dejando entre sus hojas un espacio con la holgura suficiente para que nuestra amiga, especialista en desenvolverse en espacios reducidos, pueda volar a sus anchas.



Siempre es placentero tomar un pequeño descanso o relajarse dejándose llevar por los brazos de morfeo, aunque para estos momentos, nuestra amiga prefiere la protección de las plantas espinosas, que son parte de su esencia.



Allí entre la espesura, cuando el hambre no es un enemigo a saciar, se puede entablar conversación con otros seres que utilizan el aire como medio de transporte.


Aunque sinceramente, muy pocos tienen el valor de acercarse sin acabar viéndola por dentro, naturalmente su carácter interior siempre será más suave que el exterior y posiblemente menos peludito.



Esa vellosidad que presenta esta libélula, posiblemente le ayude a aportar un poco de calor en los meses que utiliza para ser dueña del aire.

Paulatinamente las hembras, (que se hacen siempre caras de ver), protegidas por las matas de toxos, (cualquiera de las cuatro especies de ulex que existen aquí donde nacen las nubes), discurren entre el bosque y el agua en un ir y venir hasta la etapa en la que los machos han tomado posiciones en la laguna.



Así cuando aquel príncipe azul que ocupa la parcela de sus sueños la divise, un bello corazón se observará en el entorno, y como siempre aquellas plantas que son parte de su vida protegerán el amor entre sus ramas.

Así sean los Salix.



Las silvas (Zarzamoras).


O Toxos.


Hubo un tiempo en que pensaba, que  los entornos en los que no tenían presencia ninguna de las cuatro especies de Ulex, la existencia de estos pequeños celtas era imposible... hoy en día no lo podría jurar, pero es bien cierto que entre este pequeño dragoncito y las plantas de toxo existe una simbiosis brutal, que no he apreciado con otras plantas.... si bien son elucubraciones mías sobre ella, en un entorno concreto donde nuestra amiga se funde con el medio, pareciendo que su existencia discurre paralela a un entorno natural del que forma parte.


Tras la historia de amor que se repite en cada ciclo de su vida, la dama guardará su prole allí donde considera que es una buen medio para que las futuras generaciones resurjan con fuerza... ella sola, sin macho que la cuide, al fin y al cabo esta dama de la vieja Europa ha sido siempre un símbolo de independencia.



Espero que os haya gustado este relato.

Un saludo desde donde nacen las nubes...

2 comentarios:

  1. Solo falta que les grabes los susurros. Saludos.

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