lunes, 19 de enero de 2015

El dragoncito de invierno

Sympecma fusca.-


Cuando a finales del verano, todos aquellos pequeños dragones y hadas del agua, parecen buscar nuevos reinos, esas lagunas y rincones de corriente pausada se van despoblando, sus habitantes desaparecen o mueren y la vida entre el agua y el aire aparenta comenzar su agonía.


Es entonces cuando un pequeño duende verde Surge del agua, observando como aquellos que han reinado se retiran para dar paso al nuevo Rey... o Reina.


Hay seres que nacen para dominar el medio cuando el verde no es el color que ilumina la naturaleza, si bien es cierto que en este tiempo de juventud, todavía el entorno ilumina de esmeralda a nuestro duendecillo.


Es muy importante que duendecillos y duendecillas, pequeños dragones machos o hembras, preparen sus trajes para recibir ese tiempo en el serán los únicos habitantes que iluminen de magia aquel entorno donde se encuentren.


El otoño se acerca y los colores que asoman dan muestra de su presencia, mientras nuestro mágico ser se adapta a ser invisible...


El no ser visto, ser parte de su entorno, define su esencia, el objetivo es ser parte del lugar donde te desenvuelves.




Y cuando los colores otoñales muestran su verdadero esplendor, el más elegante de los seres invisibles, está listo para abandonar esa orilla protectora y ocupar su parcela en el bosque.


Y en ese bosque, no existe lo que no puedes ver , es más, las tonalidades del otoño y del invierno serán un manto protector para que un pequeño espíritu, vigile todos aquellos rincones que nosotros nunca veríamos.


y así, pasa el otoño y llega el invierno, y el mas longevo de los dragones espera con paciencia el recibimiento de la primavera.


Cuando la primavera se acerca, un bello duende la recibe, pero su mirada no es la misma, por el han pasado tres estaciones y ante la entrada de una cuarta ... existe un azulísimo atisbo de esperanza en los ojos de nuestro bello príncipe invernal.


Y naturalmente, en una perfecta armonía con su princesa.


Ha llegado el momento de acercarse al agua, con la entrada de la primavera y antes de que el verde vuelva a reinar, nuestro principe azul hace acto de presencia y se muestra despreocupado.

El paso del tiempo le ha configurado de una elegancia natural, un saber estar en una pose perfecta, con una línea bien definida en una posado maravilloso y esas mágicas alas siempre plegadas sobre un lateral del abdomen.. 

Esta mágica capa se pliega a la izquierda con elegancia infinita.


O a la derecha, según gustos no menos elegantes.


Naturalmente, el saber estar con elegancia, atrae las miradas de bellas princesa que son atrapadas por el amor.


Y aproximándose en un bello giro....


Forman el más bello de los corazones.



Esperando que os haya gustado el relato de hoy, me despido desde donde nacen las nubes.

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