Romulea clusiana.-
A principios de Marzo y siempre que el tiempo acompañe, si paseamos próximos a las zonas dunares de la costa, veremos surgir del suelo unas pequeñas varitas, las cuales parecen esconder una profunda belleza interior.
En efecto esa belleza se asoma con timidez, y con cierto reparo se van mostrando los pétalos.
Hasta que resurge un bello chafarís de color.
Es lógico y natural... la belleza se abre paso, allí donde se encuentre, o quizá, pueda ser posible que nuestra mente en un intento supremo por alcanzar la clasificación de primate superior, busque la belleza con afán...
Naturalmente desde un punto de vista más elevado no nos cabe duda que puede haber sido una de esas estrellas que caen del cielo, dejando tras de sí una bella estela, y tras enterrarse en la arena, resurge a la superficie guardando la luz en su interior, que utilizará para tomar impulso y retornar al firmamento cualquier noche de estas.
Bueno... en fín, con la velocidad de caida, algunas se desvían de las zonas arenosas y resurgen en los prados.
Otras quizá tras sumergirse en un mundo que poco tiene de bello, palidezca.
Y pierda totalmente la tonalidad que solicita un firmamento estable.
Pero poco a poco, sin pausa, ni prisa alguna... saldrán a la superficie, con la intención de reunirse con sus hermanas de ahí arriba.
Y paulatinamente ese espacio se irá llenando, mientras el caminante curioso, procura pisar con cuidado para no deslucir su belleza, con cuidado, con cuidado... hasta que no queda sitio alguno donde poner un pié...
Un saludo desde donde nacen las nubes....
No hay comentarios:
Publicar un comentario